Con el corazón absoluto del poema de la vida sanguinariamente desgarrado de su propio cuerpo, comestible durante mil años...
domingo, 3 de junio de 2012
Arena y rojo
Un día en la playa, luz que ciega, la sal en la piel y arena entre los dedos. El sonido del mar me arrulla poco a poco mientras va atardeciendo. En esta soledad, las olas se van tragando toda la luz, que roja y anaranjada se refleja en el mar e ilumina toda la orilla. En esta soledad te echo de menos. Mientras la espuma me moja los pies, yo solo deseo ver morir el sol contigo una vez más.
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