viernes, 19 de julio de 2013

Caminar

Miro mis pies y los encuentro cubiertos de polvo, de sangre reseca, hay alguna venda, alguna cicatriz y alguna herida aún sangrante, pero sigo caminando. A veces caminan por calles llanas. Otras por caminos de barro, donde luchan por no hundirse. A veces se encuentran con piedras afiladas que los hacen sangrar. Otras con riachuelos de agua que limpian y alivian las heridas. A veces las calles llanas se transforman en cuestas empinadas que apenas pueden subir y paran, y descansan, pero cogen impulso y siguen adelante. Pero ¿y ahora que están tan cansados? 

De vuelta.

Han sido meses de autobuses, de estar aquí y allí y en ningún sitio. Horas viendo por la ventana cómo los campos se transformaban de rojos en amarillos. Y ahora que estoy lejos, echo de menos esa tierra roja, el olor a azahar, la luz entrando cada mañana y dándome en los ojos, y tantas, tantas cosas...