Con el corazón absoluto del poema de la vida sanguinariamente desgarrado de su propio cuerpo, comestible durante mil años...
domingo, 23 de diciembre de 2012
Reencuentros de risas nerviosas, de brillo en los ojos, de abrazos, de labios que se echaban de menos, de latidos que se escuchan con la cabeza en el pecho, de pasión, de empañar los cristales. De pieles que arden.
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