domingo, 5 de agosto de 2012

Silencio

Las lágrimas van recorriendo esa cama de sábanas rojas como si fuesen un río. En sus orillas, sábanas amontonadas por el calor de un cuerpo que no soporta su peso. Unos primeros rayos de luz que se filtran por la ventana empiezan a llenar de luz el río, y el calor de un verano sofocante, a secarlo. Cuando se despertó no quedaba rastro visible de aquellas lágrimas derramadas, solo un profundo vacío, y silencio.

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