Con el corazón absoluto del poema de la vida sanguinariamente desgarrado de su propio cuerpo, comestible durante mil años...
martes, 10 de julio de 2012
Muérdeme despacito, lléname los labios con tu saliva, mátame poco a poco. Desbócate conmigo, gime en mi oído, recorre mi piel con tu lengua. Y mírame a los ojos y susúrrame "mátame ahora a mí".
No hay comentarios:
Publicar un comentario